Todo puede conseguirse con trabajo y tesón. Y si no, que se lo pregunten a Keri Russell. Esta guapísima californiana comenzó su carrera en la “caja tonta” siendo una adolescente. Ella era una de las presentadoras más dicharacheras del espacio infantil Mickey Mouse Club, junto a otras futuras estrellas como Britney Spears, Christina Aguilera, Justin Timberlake o J.C. Chasez. A diferencia de Spears y compañía, Russell prefirió concentrarse en la interpretación. Continuó ligada a la factoría Disney en su debut cinematográfico, Cariño, he agrandado al niño; puede que los espectadores más avispados la recuerden como la niñera del crío que crece hasta límites insospechados. Después hizo apariciones más bien esporádicas en series conocidas de los noventa como Yo y el mundo, Matrimonio con hijos, Siete en el paraíso e incluso protagonizó un culebrón que duró sólo una temporada: Playas de Malibú. También la vimos en unos cuantos telefilmes de sobremesa y en varios videoclips (“Always” de Bon Jovi, por ejemplo).Su larga melena rizada se hizo famosa en todo el mundo en 1998, gracias a la serie universitaria Felicity, creada por el también artífice de Alias y Perdidos, J.J. Abrams. Las
aventuras y desventuras (sobre todo, amorosas) de la joven responsable y eternamente indecisa que no callaba ni debajo del agua auparon al estrellato a Russell, que se llevó a casa un Globo de Oro. Aunque, al parecer, los fans de la producción -que estuvo en antena hasta 2002- no eran demasiado fieles, ya que perdió muchos espectadores en la segunda temporada, cuando la protagonista decidió cortar sus característicos bucles dorados.Durante su periplo televisivo la moza hizo pequeñas (y muy olvidables) incursiones en el cine: la comedia “teen” Locos por el mambo y la patriótica Cuando éramos soldados, junto a Mel Gibson. Tras culminar la serie estuvo tres años sin trabajar; la imagen de Felicity pesaba demasiado.
Todo cambió cuando la eligieron para dar vida a una de las hijas de la “cabreadísima” Joan Allen en la muy recomendable Más allá del odio. Trabajó en teatro y televisión (la miniserie Into the West, producida por Steven Spielberg, y la estupenda telepelícula The Magic of Ordinary Days) y acompañó al “cienciólogo” Tom Cruise en la anodina tercera entrega de Misión Imposible. También la vimos en la escalofriante cinta de terror El caníbal de Rotemburgo.
2007 fue su gran año. Además de casarse con el carpintero Shane Deary (con el que tuvo su primer hijo), se consagró como una intérprete más que solvente gracias a la dulce película independiente La camarera. Este “pequeño” y curioso film, en el que encarnaba a una joven de vida aburrida que preparaba exquisitos pasteles- la consagró como una actriz madura y competente. Ese mismo año actuó en la aquí inédita The Girl in the Park, en la tierna August Rush. El triunfo de un sueño, junto a Jonathan Rhys Meyers, Robin Williams y Freddie Highmore, y en dos episodios de la divertida sitcom Scrubs. El año pasado estrenó entre nosotros la película familiar Más allá de los sueños al lado de Adam Sandler.Sus dos últimos filmes vuelven a situar a Russell como una de las mejores intérpretes de su generación: Leaves of Grass (la co-protagoniza junto a Edward Norton, que da vida a dos gemelos) y el drama Medidas extraordinarias, al lado de dos pesos pesados de Hollywood, Harrison Ford y Brendan Fraser.
Medidas extraordinarias se estrena el 12 de marzo. Ver tráiler (en castellano)Tráiler de Leaves of Grass (en inglés)

Su lánguido “partenaire”, 
Siempre he sentido especial simpatía hacia 
A su favor decir que el polifacético actor nunca se ha dejado seducir por el peligroso mundo de la prensa rosa y las exclusivas. Aún así, se le atribuyen relaciones con la cantante Susanah Melvoin y las actrices Neve Campbell, Lili Taylor, Claire Forlani, Minnie Driver y Alison Eastwood, hija de Clint. También es gran amigo de los actores Tim Robbins y Jeremy Piven (El Séquito), con los que ha coincidido en múltiples ocasiones. 
Hoy día parece que las estrellas más rutilantes de Hollywood pueden hacer de todo: abrir restaurantes, diseñar horteras líneas de ropa, crear su propia fragancia (que probablemente ni ellos mismos utilizan) … y cantar. Estupefacto me he quedado al escuchar en la caja tonta que el “vampírico” Robert Pattinson quiere lanzar un disco al mercado. Hombre, parece que al chaval –que ya colaboró en algunas canciones de Crepúsculo- no se le da mal del todo… Veremos.
La omnipresente Scarlett Johansson también ha querido demostrar que afinar es lo suyo. Da la impresión de que la Johansson –cuyo ego debe llegar más alto que muchos aviones- se lo está tomando muy en serio y ya ha grabado dos álbumes: Anywhere I Lay My Head (con versiones de temas de Tom Waits) y Break Up (fruto de su colaboración con el músico Pete Yorn e inspirado en las canciones de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot). Los críticos especializados dijeron un poco de todo; para mí, la Johansson debería concentrarse en la interpretación (y en “intentar” imitar a Marilyn Monroe, claro).
El “mamporrero” australiano por excelencia, también conocido como Russell Crowe, es otro “enamorado” de la música. Como nota curiosa, citar que en los ochenta grabó una canción titulada “I Want To Be Like Marlon Brando”. A principios de los noventa formó la banda de rock 30 Odd Foot of Grunts, con la que publicó varios álbumes que no recibieron el aplauso de la crítica ni el del público. Ahora tiene un nuevo grupo llamado The Ordinary Fear of God. Tras visionar uno de sus videoclips, la verdad, no se me ocurre ningún adjetivo para definirlos. Mejor juzgad vosotros mismos…



