lunes, 3 de octubre de 2011

El árbol de la vida, inclasificable

Un amigo se dispone a contarte un chiste. “Es buenísimo”, te dice. A ti te gustaría haberlo entendido y haberte reído, pero no ha podido ser. Se te queda esa típica cara de atontado y no sabes si fingir (y de paso, reírte como si te fuera la vida en ello) o admitir que realmente no has captado ese chiste tan supuestamente maravilloso. Así me sentí con El árbol de la vida de Terrence Malick, ganadora de la Palma de Oro en Cannes. Sabía que no iba a encontrarme una película fácil y sin pretensiones; más bien, lo contrario. Para algo está tras la cámara Terrence Malick, un auténtico enigma conocido por sus excentricidades y que en tres décadas tan sólo ha dirigido cinco largometrajes.

El árbol de la vida es realmente inclasificable, poética y muy “new age”. La historia de una familia típicamente americana (formada por Brad Pitt, Jessica Chastain y sus tres hijos) se combina con la del mundo (desde su nacimiento hasta su destrucción), incluyendo el Big Bang, los dinosaurios y el cielo. Todo muy abstracto, dotado de una factura técnica impecable y estéticamente perfecto. Las imágenes son muy bellas, tal y como dijo una de las personas que me acompañaba en la sala: “parecen el salvapantallas de mi ordenador”. Su excesivo metraje (¡el montaje inicial era de cuatro horas!) la hace difícil de digerir, aunque, eso sí, es imposible que deje indiferente a nadie. Al final de la proyección se escuchó algún que otro aplauso en la sala… ¿Les pareció una obra maestra? ¿Aplaudían porque para ellos ya terminó el calvario? Nunca lo sabré. Como cinéfilo he de decir que me suelen agradar las películas poco convencionales, pero en esta ocasión me ha sobrado enjundia. Hubiera disfrutado con una historia más ortodoxa y menos profunda, centrada en esa familia de Texas de los 50, con padre autoritario (Pitt), madre dulce (Chastain) y tres hijos. No es para nada “cool” admitir que, por una vez, me hubiera gustado que todo estuviera más mascado.

Y por cierto, que se publicite a Sean Penn como co-protagonista... Parece que la mayoría de sus escenas quedaron en la sala de montajes, para desgracia de los fans de este “monstruo” de la interpretación.

El árbol de la vida es una obra poética que despierta reacciones diametralmente opuestas entre los espectadores. Los 138 minutos cinematográficos más maravillosos para algunos, los más tediosos para otros. No es difícil de adivinar entre cuáles me encuentro yo.

3 comentarios:

Nahia dijo...

¡Gran crítica de una película ciertamente inclasificable! Opino como tú: no es para cualquier paladar (eso lo sabes antes de ir a verla), pero aún así hay ratos que son "too much" y el momento Big Bang y dinosaurios en mi opinión está de más.

Yo también me quedé un poco con la sensación de que tenía una gran historia entre manos, pero la deja un poco escapar con tanto misticismo. Pese a todo es innegable que es muy original y lanza algunas reflexiones interesantes.

David Cotos dijo...

Hay que verla entonces.

Diego dijo...

Muy buen review, Mikel. Me encanta tu honestidad, y tu manera de plantearla!
Leí por ahí que Sean Penn no quedó nada contento con el resultado final...
Ya veo que no es una peli a la que vaya a convencer a nadie de verla conmigo!

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