lunes, 23 de enero de 2012

The Artist, para amantes del cine


Aún hay esperanza para la industria del cine. Si una producción muda y en blanco y negro como The Artist ha conseguido salir adelante y además, hacerse con el aplauso unánime de crítica especializada y público, puede que no nos hayamos desviado del todo del camino. Éste es un film perfecto para aquellos que aborrecen las gafas de 3-D y a todas esas omnipresentes estrellas de usar y tirar surgidas de la factoría Disney Channel. Dirigida por Michel Hazanavicius y protagonizada por Jean Dujardin (Ludo en la super recomendable Pequeñas mentiras sin importancia) y Bérénice Bejo (mujer del realizador), The Artist tiene como eje central la transición del cine mudo al sonoro. Muestra, por un lado, el declive de la estrella del cine mudo George Valentin (Dujardin) y por otro, el meteórico ascenso de la joven Peppy Miller (Bejo).

The Artist es un homenaje al cine mudo (o mejor dicho, al cine en sí mismo) que sólo podía ser concebido por alguien realmente enamorado del Séptimo Arte. Una película elegante, exquisita, con una factura impecable -fotografía, dirección artística, vestuario, títulos de crédito… todo es perfecto- y que demuestra que una buena historia lo puede todo.

Dujardin derrocha carisma por los cuatro costados y resulta prácticamente imposible no enamorarse de la pizpireta y encantadora Bejo. A la palpable química entre ambos hay añadir la encomiable tarea de secundarios como James Cromwell (el “padre” de Babe), Penelope Ann Miller (Atrapado por su pasado) y John Goodman, siempre en su sitio. Y sin olvidar al tercer protagonista de la película, el perro de Geroge, un Jack Russell Terrier con más talento que muchas estrellas de cine actuales y robaescenas nato que despierta el lado tierno de cualquier espectador. Todos ellos hacen que nos olvidemos por completo de que The Artist es una película muda, es más, ni siquiera echamos de menos los diálogos. La estupenda música, la expresividad de unos intérpretes en estado de gracia y los característicos rótulos que acompañan a las películas mudas son más que suficiente.
Tal vez The Artist no sea para cualquiera pero, tras verla, resulta ardua tarea no esbozar una sonrisa. Es uno de sus films que te hacen sentir bien, y del que no puedes dejar de hablar una vez termina. Qué gran ironía, una película a la vieja usanza (vintage, que dirían los más resabidos), como las de antes, pero al mismo tiempo, un auténtico soplo de aire fresco.

1 comentario:

Nahia dijo...

Me alegro de que te haya gustado!! Y no se puede negar que tiene su mérito que hoy en día una película muda logre atraer al público y se gane el aplauso de la crítica. Sin embargo, creo que x el momento en este viaje no te acompaño ;) A ver qué tal le va en los Oscars, pero le auguro unos cuantos.

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