La película nos presenta a seis personajes diferentes y cada uno de ellos tiene algo de la personalidad del polifacético artista. Una “fauna” más variada que una caja de bombones surtidos: un niño cantante que vaga de un lado a otro sin rumbo (Marcus Carl Franklin), una especie de Billy el Niño (Richard Gere) que vive en el Oeste, una estrella de cine de difícil carácter (Heath Ledger), un joven poeta (Ben Winshaw), un famoso cantante de country-folk (Christian Bale) y un artista rebelde y algo deslenguado (Cate Blanchett).
El estupendo reparto es, sin duda, una de las principales bazas de I’m Not There. Cate Blanchett da vida -de manera ciertamente convincente- a un personaje masculino, rol por el que se llevó el Globo de Oro, la Copa Volpi en Venecia y nominaciones a los Oscar y a los BAFTA, entre otros muchos galardones. Me recuerda a casos como el de Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente o Blanca Portillo en Alatriste. Bale (que un día puede hacer del Hombre Murciélago y al otro figurar en una pequeña película indie como ésta), un envejecido Gere, Ben Winshaw (emergente protagonista de El Perfume y Retorno a Brideshead), el malogrado Ledger (no puedo evitarlo, me da mucha pena cuando le veo en pantalla)… Todos cumplen correctamente con la tarea que les ha sido asignada. Eso sí, me quedo con la entrañable interpretación del pequeño y hasta ahora desconocido Marcus Carl Franklin. Como curiosidad destacar, en papeles secundarios, a Charlotte Gainsbourg (hija de Jane Birkin y Serge Gainsbourg), a una delgadísima Michelle Williams (que fue pareja de Ledger) y a la genial Julianne Moore. Ejerce de narrador el veterano Kris Kristofferson.
La cinta está dirigida por el cineasta Todd Haynes (Velvet Goldmine, Lejos del Cielo), uno de los máximos exponentes del cine indie actual. Ambientada en la década de los 60, está filmada con mucho gusto, combina el color y el blanco negro y en algunos momentos adquiere el aspecto de un “falso documental”. Pero I’m Not There es, ante todo, una oda a la música de Dylan, un film en el que las canciones están estrechamente unidas a la trama. Haynes, que se alzó con el Premio Especial del Jurado en Venecia, contó con el beneplácito del propio Dylan.
Uno de los puntos negativos del film es su metraje, ya que dura más de dos horas (135 minutos para ser exactos). Es un pelín “lento” y sólo gustará a aquellos espectadores acostumbrados a películas “diferentes” que se alejan de los explotadísimos estereotipos de Hollywood.
3 comentarios:
No había oido hablar de esta película, pero tiene pinta de ser diferente. El reparto es espectacular y me llama la atención que Blanchett interprete a un personaje masculino. La veré porque la recomiendas, aunque no sé si el ritmo no va a ser un poco lento para mi gusto.
Nahia!Es una película bastante curiosa, no apta para todos los paladares...Pero bueno, el reparto es genial y tiene su "punto". Puede que te guste. Ya me dirás ¿ok? Eso sí, se hace bastante larga, tampoco te voy a engañar, jejejee
Habrá que verla, aunque me temo que es una película casi dirigida a fans del bardo de Minnessota...
Blanchett se parece tanto a Dylan en su caracterización que me da hasta miedo... Dylan siempre me ha parecido atractivo (en sus años mozos), es increíble el parecido entre ambos tras la caracterización...
Un saludo!
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