Se trata de una película que cautivará a los amantes de los dramas de época. Aquí no hay efectos especiales deslumbrantes, pero todos los elementos han sido escrupulosamente cuidados y hacen que esta sea una cinta redonda. Una película como la que nos ocupa difícilmente liderará el box-office, aunque siempre tendrá su público, demostrando que heroínas de la literatura clásica como Jane Eyre nunca pasan de moda.
Tras ser repudiada por su tía política, Jane es enviada a un orfanato, donde destaca por su fuerte personalidad. Unos años después consigue un trabajo como institutriz en la mansión Thornfield, propiedad del señor Rochester, un hombre misterioso e irascible. Surgirá entre ambos una historia de amor imposible, marcada por un oscuro secreto. Vale, puede que esta folletinesca sinopsis cause rechazo a más de uno, pero no debería. No puedo más que alabar las sólidas interpretaciones de Mia Wasikowska (la Alicia de Tim Burton, también vista en Los chicos están bien) y el ahora solicitadísimo Michael Fassbender (X-Men: Primera Generación, Un método peligroso). La joven Wasikowska, dueña de una poderosa mirada y no tan explosiva como sus coetáneas, es una de esas actrices capaz de expresarse sin necesidad de articular palabra. Y Fassbender borda el rol de Rochester, con su carisma y sombría elegancia. El elenco incluye a la gran Judi Dench, Jamie Bell (que haga lo que haga siempre será Billy Elliott) y Tamzin Merchant, la Catalina Howard de Los Tudor.
Como película, tal vez sea un tanto fría y oscura (y dicho sea de paso, fiel a la emblemática novela de Brontë) y puede resultar densa para un tipo de espectador ajeno a largos silencios y miradas sostenidas. Desde luego, poco tiene que ver con las películas ligeras de consumo rápido que últimamente abundan en nuestras salas… ¡menos mal!
The Artist es un homenaje al cine mudo (o mejor dicho, al cine en sí mismo) que sólo podía ser concebido por alguien realmente enamorado del Séptimo Arte. Una película elegante, exquisita, con una factura impecable -fotografía, dirección artística, vestuario, títulos de crédito… todo es perfecto- y que demuestra que una buena historia lo puede todo.
Tal vez The Artist no sea para cualquiera pero, tras verla, resulta ardua tarea no esbozar una sonrisa. Es uno de sus films que te hacen sentir bien, y del que no puedes dejar de hablar una vez termina. Qué gran ironía, una película a la vieja usanza (vintage, que dirían los más resabidos), como las de antes, pero al mismo tiempo, un auténtico soplo de aire fresco.
He de admitir que la película que nos ocupa me ha entretenido y a pesar de la malas críticas y su escasa repercusión comercial merece un visionado. Perros de paja cuenta la historia del escritor David Sumner (
Perros de paja muestra las evidentes diferencias entre el urbanita David y los hombres del pueblo, que parecen haberse quedado anclados en tiempos muy, muy lejanos. Tal vez los personajes estén demasiado estereotipados, o puede que la realidad de un pequeño pueblo sureño estadounidense sea así, quién sabe. La cuestión es que este contraste ocupa un peso importante en la trama.
El semidesconocido Rod Lurie no es Sam Peckinpah, ni James Marsden (de la saga X-Men) Dustin Hoffman, pero este -probablemente innecesario- remake está bien rodado y cuenta con interpretaciones solventes. Por fin volvemos a ver en la gran pantalla a Kate Bosworth, a la que había perdido la pista en los últimos tiempos, y al catódico Alexander Skarsgard (True Blood), que no decepciona en su rol de villano (cotilleo: fueron pareja durante varios años).
Junto al trío protagonista destacan James Woods (que siempre resulta desconcertantemente repulsivo) y Dominic Purcell, protagonista de Prison Break. 



