Nací a mediados de los ochenta. Suena a título de canción pegadiza y sumamente petarda, pero es verdad. Y aunque cada vez que veo algún videoclip de aquella época tan kitsch me dan ganas de echar a llorar desconsoladamente, debo admitir que tengo mucho cariño a los films y actores ochenteros.
Gremlins,
Los Goonies,
La historia interminable,
Dirty Dancing,
Big, la saga de
Indiana Jones,
Rebeldes,
La princesa prometida,
El club de los cinco,
El chip prodigioso,
¿Quién engañó a Roger Rabbit?… Y un montón de títulos que me sería imposible reproducir en un solo post y que han marcado mi infancia. A pesar de la laca, los cardados imposibles, las tachuelas, las hombreras y los efectos especiales de saldo todos ellos merecen un lugar privilegiado en mi memoria cinematográfica. En este post voy a recordar a algunos de los intérpretes más conocidos de los ochenta, que lamentablemente no han tenido una trayectoria demasiado brillante durante las décadas posteriores.
1.
Brooke Shields. Probablemente, la adolescente más guapa de todos los tiempos. Esta altísima actriz, dueña de unas frondosas cejas, siempre será recordada por su papel protagonista en la memorable (y pelín cursi)
El lago azul. Antes había aparecido en la escandalosa
La pequeña, con
Susan Sarandon, y en
Estirpe indomable. Protagonizó anuncios antológicos de vaqueros de
Calvin Klein y tuvo su propia muñeca, con la que guardaba un asombroso parecido. La revista
Times dijo de ella que era el “rostro” de los ochenta, pero hay que reconocer que en su filmografía hay pocos títulos de calidad; basta con recordar
Sahara,
Amor sin fin (
Franco Zeffirelli) o
Los locos del Cannonball III. Tiene el dudoso honor de haber ganado tres premios
Razzie y también fue nominada como peor actriz de los ochenta y los últimos cien años. Pero tampoco hay que sacar las cosas de quicio ¿no? En los noventa encabezó los repartos de unos cuantos bodrietes, aunque la tele la devolvió al candelero. Tras su aparición como guest star en mi adorada
Friends, la contrataron para la sitcom
De repente Susan, que duró seis años. En los últimos tiempos no ha dejado de trabajar tanto en cine como en televisión, destacando su papel protagónico en
Mujeres de Manhattan y sus apariciones esporádicas en
Hannah Montana, como madre de la omnipresente estrella teen
Miley Cyrus. El extensísimo currículum sentimental de Brooke lo dejo para otro post.
2.
Andrew McCarthy. Su cara de no haber roto nunca un plato hizo de él uno de los actores más solicitados de los ochenta. Fue uno de los alumnos más aventajados del denominado
“Brat Pack” (que aglutinaba a las estrellas adolescentes de la época) y se especializó en papeles de galán bonachón y blandito. Estuvo en algunas de las películas más emblemáticas de la década:
Class,
St. Elmo punto de encuentro (de
Joel Shumacher),
La chica de rosa,
Maniquí (con
Kim Cattrall),
Golpe al sueño americano (sin duda, uno de mis films ochenteros favoritos, si no lo habéis visto, os lo recomiendo),
Jóvenes ardientes o la divertida
Este muerto está muy vivo, que incluso tuvo secuela. Después su carrera se marchitó, aunque en 1996 la cineasta
Isabel Coixet lo rescató para
Cosas que nunca te dije y también lo vimos en
Mulholland Falls. En 2004 protagonizó la breve y escalofriante serie televisiva
Kingdom Hospital, escrita y producida por
Stephen King. Coincidió con la Shields en
Mujeres de Manhattan (de la que también dirigió varios episodios) y recientemente ha aparecido en
Gossip Girl y
Royal Pains.
3.
Molly Ringwald. Ahora tenemos a
Scarlett Johansson hasta en la sopa, en los noventa era
Winona Ryder la que arramplaba con todos los papeles juveniles decentes y en los ochenta, estaba
Molly Ringwald (que también formaba parte del
“Brat Pack”). Esta pizpireta y simpática pelirroja era todo un icono del cine adolescente yanqui. Su primera película importante fue
Dieciséis velas, de
John Hughes, en la que toda su familia olvidaba su decimosexto cumpleaños. Después interpretó a la típica chica popular en
El club de los cinco, lució una colección de sombreros y modelitos imposibles en
La chica de rosa, tuvo como partenaire a
Robert Downey Jr. en
El cazachicas, fue una madre adolescente en
La que hemos armado y protagonizó
Jóvenes ardientes. Una de sus últimas apariciones memorables fue en la comedia
Boda pasada por agua, de
Alan Alda. Estuvo unos años viviendo en Francia y supuestamente rechazó los papeles principales de
Pretty Woman y
Ghost. También recuerdo sus en cameos en
Secuestrando a la Srta. Tingle y
No es otra estúpida película americana. Actualmente tiene un papel fijo en la serie familiar
Vida secreta de una adolescente.
4.
Steve Guttenberg. ¿Quién podría olvidar al simpático
Mahoney de la saga
Loca academia de policía? Steve Guttenberg era el típico actor con aspecto sanote que bien podría ser el vecino del quinto que pasea todas las mañanas a su chucho. Fue el protagonista de las primeras cuatro películas de la longeva franquicia (se han estrenado hasta siete) y la verdad, era bastante difícil que algún espectador sintiera antipatía hacia él. También encabezó el reparto de las dos películas de
Cocoon (de pequeño me encantaban…aunque, ¿a quién no?) y en
Tres hombres y un bebé (y su secuela,
Tres hombres y una pequeña dama) coincidió con otros dos actores antiguamente populares,
Ted Danson y
Tom Selleck. En los últimos veinte años ha trabajado en películas menores estrenadas directamente en DVD o en la televisión, a excepción de
A casa por vacaciones (de
Jodie Foster) o
Dos por el precio de una, donde compartió escenas con las egocéntricas gemelas
Olsen. También ha aparecido en casi una decena de capítulos de la serie
Veronica Mars. Tiene pendiente de estreno unas cuantas pelis que no parecen llamadas a convertirse en hits. Los últimos rumores apuntan a que podría rodarse una continuación de
Tres hombres y un bebé con los actores originales… Veremos.
Otros actores ochenteros que merecían estar en este post: Rob Lowe (que poco a poco ha recuperado su fama perdida), Emilio Estevez, Ally Sheedy, Anthony Michael Hall, Jami Gertz, Judd Nelson…